La fascinante neurociencia del color… y sus implicaciones para el diseño
- Alejandra Oros Barriga
- 12 may 2018
- 10 Min. de lectura
El color es lo más fascinante que existe según mi opinión. ¿Recuerdan la polémica del vestido azul y negro o dorado y blanco? Bueno, estoy segura de que este artículo entretenidísimo los sacará de la duda de por qué es que esto pasaba. Todos vemos el color de una manera distinta, según nuestra cultura, según nuestro lenguaje y otros factores internos y externos. Los invito a ver este maravilloso artículo que habla sobre la neurociencia del color y su poder en el diseño.
Artículo extraído de:
https://www.canva.com/es_mx/aprende/neurociencia-del-color-implicaciones-para-diseno/
Aquí va
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Tuiteado más de 10 millones de veces, con todo el mundo desde Taylor Swift y Justin Bieber hasta David Duchovny y Ellen DeGeneres dando su opinión, probablemente lo viste azul con negro (como Jaden Smith y Demi Lovato) o blanco con dorado (como Anna Kendrick y Katy Perry) dependiendo de… ¿qué, exactamente?
Algunos dijeron que de las condiciones en las que viste la foto; otros, que del brillo de tu pantalla.
Pero en realidad la respuesta es que… depende de tu cerebro.

Lo viste azul con negro o blanco con dorado porque tu cerebro se decidió por una de las dos opciones y después ya no quiso cambiar de opinión. #ElVestido permitió que millones de personas se asomaran por un momento al complejo mundo de la percepción del color y de los increíbles esfuerzos que hace tu cerebro para entender el mundo que nos rodea. La aventura del color y de cómo lo percibimos involucra a las emociones, la cultura, el lenguaje, el arte y también a las neurociencias: hay un grupo en la Escuela de Medicina de Harvard en los Estados Unidos que lleva la delantera en la investigación de este fascinante tema.

01. ¿Por qué todo el mundo percibe #ElVestido de forma diferente y qué significa esto para el diseño?
Durante los frenéticos espasmos que siguieron a la imagen viral, se convocó a un hombre, por encima de todos los demás, para que viniera a tratar de explicarle al mundo por qué algunos lo veían azul y otros blanco y por qué nadie podía ponerse de acuerdo.
Bevil Conway es profesor adjunto de Neurociencias en el Wellesley College y catedrático de Neurobiología de la Escuela de Medicina de Harvard. También es artista. La mezcla de estos dos campos y su fascinación crónica por el color han orientado gran parte de sus investigaciones.
Conway entiende por qué, cuando debe tomar una decisión que debería de ser inequívoca (como el color de un vestido), el cerebro puede llegar a confundirse.
Cuando la revista de tecnología Wired le pidió que explicara el asunto del color del vestido, Conway dijo que todo se reduce a una cuestión de luz diurna:
“Lo que pasa aquí es que tu sistema visual ve esta cosa y trata de descartar el sesgo cromático provocado por el eje de las variaciones de la luz del día, así que la gente descarta el lado azul, en cuyo caso termina viendo el vestido blanco con dorado; o descarta el lado dorado, en cuyo caso termina viéndolo azul con negro”.
Los humanos somos animales diurnos: evolucionamos para vivir durante el día y nuestro sistema visual evolucionó para ver durante el día. Pero la luz cambia dramáticamente a lo largo de la jornada. Piensa en el asombroso azul sólido del mediodía y compáralo con los tonos rosados del atardecer. Todo el tiempo tu cerebro está tratando de compensar estos cambios en las condiciones de luz natural: trata de sustraerlos de todo lo que ve para enfocarse en el color real de los objetos. Casi siempre hace un trabajo increíble, pero a veces las cosas se tuercen un poco.

Con #ElVestido, el cerebro de algunas personas quiso probar a sustraer el azul, mientras que el cerebro de otras personas quiso probar a sustraer el dorado. Y, una vez que el cerebro tomó la decisión, fue muy difícil revertirla. (Aunque no imposible: cuando vi el vestido por primera vez, estaba convencido de que era blanco con dorado, pero más tarde, cuando se lo enseñé a mi esposa, ¡de repente ya era azul con negro! ¡Magia!).
Por eso es posible que dos personas que están sentadas una a un lado de la otra vean dos vestidos completamente diferentes (uno blanco y otro azul) y discutan acerca de ello durante todo el día.
Conway sabe esto objetivamente gracias a su labor científica, pero también lo sabe subjetivamente gracias a su arte. En un artículo que escribió en el 2012 acerca de la historia y la filosofía del color, Conway citó en las primeras líneas a Henri Matisse:
“Es sólo después de años de preparación que el joven artista debe tocar el color: no hablo del color descriptivo, sino del color como medio de expresión personal. Un gran logro de la modernidad consiste en haber descubierto el secreto de la expresión por medio del color”.
El color es increíblemente expresivo e increíblemente subjetivo. Para un artista, el color posee una cualidad intangible.
Si dibujas una línea en tu lienzo, será la misma línea hoy, más tarde, mañana y siempre. Pero pinta esa línea de rojo y todo cambiará súbitamente.
El rojo que pones en el lienzo no será el mismo rojo una vez que se seque. No será el mismo rojo bajo una luz diferente, no será el mismo rojo si lo pones a un lado de un azul y, sobre todo, no será el mismo rojo para toda la gente. Esta sorprendente ambigüedad del color es aquello con lo que, según Matisse, los jóvenes artistas deben tener cuidado, y también es aquello que Conway ha tratado de entender a lo largo de toda su carrera académica.
Conway cree que los expertos en color no son los científicos como él, sino los artistas como… hmm… como él. Él se refiere a Matisse como la autoridad suprema a la cual acudir para saber cómo lidiar con el color, especialmente en lo que se refiere a los cambios de color contextuales. Nuestra percepción de ciertos colores depende de los colores que los rodean, es decir, del contexto. Observa la siguiente imagen:

En la fila superior, las dos X parecen ser de diferente color. La de la izquierda se ve café, mientras que la de la derecha se ve amarilla. Pero si pones esas X sobre el mismo fondo, verás que en realidad son del mismo color. El contexto es lo que hace que nuestro cerebro las perciba de manera diferente. Matisse estaba consciente de esto, así que a veces dejaba un borde blanco alrededor de los colores que no quería que se contaminaran con su entorno.
Se desconoce el motivo por el que ocurre esto, pero puede que tenga que ver con la configuración del cerebro para procesar el color. La investigación principal de Conway ha analizado la forma en la que el cerebro procesa distintos colores. En el 2008, Conway analizó las reacciones del cerebro de los monos ante los cuatro únicos tonos que componen nuestra visión: rojo, verde, amarillo y azul. Con ayuda de imágenes cerebrales, Conway descubrió que hay regiones específicas de neuronas del cerebro de los monos que reaccionan a cada uno de estos tonos. Además, algunas de estas áreas son más sensibles a ciertos tonos que a otros. Por ejemplo, las neuronas de las áreas visuales de estos cerebros son más sensibles al rojo que a cualquier otro color; después al verde y después al azul. Un porcentaje muy pequeño de neuronas reaccionan al amarillo, pero parece ser que el rojo es siempre el color que obtiene la mayor respuesta.
Pero lo más interesante es que todos los colores que percibimos están compuestos solamente por estos cuatro tonos. Cuando los colores aparecen muy cerca el uno del otro, es probable que el cerebro tenga dificultades para determinar con exactitud qué color es y simplemente trata de adivinar.
Esto es especialmente importante para los diseñadores. Si es posible percibir erróneamente los colores sólo porque están yuxtapuestos con otros, entonces quizás debas reconsiderar tu diseño. Tienes que pensar en cuál quieres que sea el efecto final de tu diseño y después prepararlo a partir de esa idea definitiva. Todo esto puede sonar aterrador, pero en realidad nos muestra que nunca podemos dominar la perfección por completo. Aprovecha esta oportunidad para experimentar con el color.
02. Si quieres ganar, vete por el rojo
Así que el rojo siempre provoca grandes reacciones en el cerebro. ¿Por qué pasa esto?
El rojo tiene un largo historial de ser El Color. En todo el reino animal, el rojo está asociado con la dominación y los niveles altos de testosterona en los machos. Incluso entre los humanos, una cara roja generalmente es sinónimo de una persona enojada.

Puede ser que hayamos evolucionado para activarnos ante la presencia del rojo, ya sea por motivos sexuales o simplemente para sobrevivir cuando estamos cerca de monos o ardillas o humanos enfurecidos. Los estudios recientes muestran que efectivamente este color tiene un efecto sobre nuestros competidores: los hace perder.
Dos estudios diferentes han analizado el uso de camisetas y uniformes deportivos rojos y ambos han descubierto que la gente que se viste de rojo gana más que la que se viste de azul.
¿Por qué? Bueno, se piensa que el color rojo influye sobre nuestro estado de ánimo y nuestras emociones de tal modo que lo único que podemos hacer es percibir a la persona de rojo como el ganador, así que actuamos en consecuencia.
Bueno, algo en esta investigación es un poquito espurio (tal vez simplemente es más fácil ver el rojo que ver el azul en una cancha de futbol), pero lo que no es espurio es el efecto que tienen los colores sobre nuestras emociones. Algunos colores se perciben como más tranquilizantes o más estimulantes que otros. En 1994, Patricia Valdez y Albert Mehrabian de la UCLA analizaron las reacciones emocionales que producen distintos colores. Descubrieron que ciertos colores despiertan reacciones específicas. Los azules y los verde-azulados siempre fueron los colores más agradables, mientras que el amarillo y los amarillos verdosos fueron los más desagradables. Pero el verde amarillento fue el color más estimulante, mientras que el morado y el rojo fueron los menos estimulantes. Considerando lo que ya escuchamos acerca del rojo, una cosa interesante fue que los investigadores descubrieron que el verde amarillento es más dominante que el rojo.
Entonces, si quieres que algo se destaque, píntalo de rojo.
Ya que la mayoría de las neuronas de nuestra corteza visual están diseñadas para responder a este color, el rojo sobresale inmediatamente. Pero, si quieres que algo sea atractivo o agradable, tu opción ganadora es el azul. Es probable que muchos diseñadores ya lo sepan, especialmente aquellos involucrados con la publicidad y el marketing (ellos orientan su diseño a la manipulación de las emociones), pero es importante que todos los diseñadores conozcan el efecto que su arte y sus diseños provocan sobre su audiencia.
03. ¿Por qué el lenguaje es importante cuando hablamos de color?
Los Himba son una etnia del norte de Namibia que ha sido objeto de un fascinante estudio acerca de cómo el lenguaje delimita nuestro entendimiento del color. Observa la siguiente imagen e intenta detectar el color que no encaja con los otros.

Para casi todos los occidentales, es muy fácil señalar el cuadrado azul en medio de los cuadrados verdes. Pero a los Himba les cuesta trabajo diferenciarlos. ¿Por qué? Bueno, la explicación tiene que ver con el lenguaje. A diferencia de nosotros los occidentales, ellos no tienen palabras específicas para distinguir el “verde” del “azul” y parece que esto les crea muchas dificultades para diferenciar los colores. ¿No me crees? Mira este video de Horizon, el programa científico de la BBC. Ahí podrás ver a los Himba tomando la prueba (este video puede ser parcialmente inapropiado para ver en el trabajo).
Pero, antes de que empieces a burlarte de los Himba, observa esta otra imagen:

¿Esta vez pudiste encontrar el color que no encaja? Para nosotros, todos estos colores son “verdes”, pero el sistema de nomenclatura de los Himba sí distingue entre diversos matices de verde, así que ésta es una prueba sencilla para ellos (el color diferente está ubicado a las dos en punto, te lo juro).
A lo largo de toda la historia, se observa el rol que ha jugado el lenguaje en nuestra capacidad para entender e interpretar los colores. En todas las culturas, la evolución del lenguaje del color parece haber seguido la misma secuencia: primero acuñamos palabras para el blanco y el negro, después para el rojo, luego para otros colores y, finalmente, para el azul. Se cree que nombramos primero al rojo porque es un color terroso: es el color de la arcilla. Si viste el video de los Himba, habrás notado que se pintan la piel con arcilla roja y es probable que todos nuestros ancestros hayan hecho lo mismo.
Pero el azul llegó hasta mucho, mucho después. No existen referencias al azul en la Biblia. Tampoco en la literatura griega. Los griegos describen el cielo como “dorado”. Los Himba lo describen como “negro”.
La capacidad que tiene el lenguaje para ayudarnos a definir el color no es exclusiva de civilizaciones antiquísimas. Todavía está vigente
Stephen von Worley usó los resultados de una encuesta de color llevada a cabo por Randall Munroe en el webcómic XKCD para visualizar los distintos nombres que hombres y mujeres les dan a diversos colores. Puedes encontrar los resultados aquí, en su página web. Mientras que los hombres generalmente se apegan a los nombres más comunes para los colores: rojo, azul, verde, amarillo, morado; las mujeres son mucho más expresivas y usan nombres mucho más específicos para denominar a los colores. Esto no necesariamente implica que ellas vean más colores (aunque las mujeres, debido a sus cromosomas XX, sí pueden ser tetracrómatas y distinguir más colores que los tricrómatas), pero sí recurren a más expresividad, más matices y mayor complejidad para nombrar los colores que ven.
Intenta usar combinaciones que no se te habrían ocurrido antes y pide retroalimentación. Puede que alguien vea tu combinación de colores de una forma completamente distinta a la tuya. Si tu “azul”, es el “hierba doncella oscuro” de alguien más, quizás, al usar otros ojos para ver tu diseño, puedas descubrir que una paleta completamente nueva se abre ante tus ojos.
04. ¿Por qué los diseñadores deben celebrar el hecho de que todos vemos el mundo de manera diferente?
Los descubrimientos de Conway y otros científicos pueden ser el terror de algunos artistas y diseñadores. Si te tomó horas escoger el tono perfecto de azul para tu banner, y de repente te das cuenta de que nadie ve ese mismo azul exactamente como tú, puedes caer en la desesperación.
Pero debemos celebrar estas diferencias. Desde un punto de vista meramente artístico, estas diferencias significan que tu arte y tu diseño se renuevan con cada visualización. Cada persona, en cada tipo de luz, ya sea que lo presentes en una pantalla, impreso o en vivo, verá una obra de arte única. Puedes estar a un lado de una persona que está viendo el mismo lienzo que tú y ambos pueden estar viviendo experiencias completamente distintas.
Eso es maravilloso.
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